El domo de Pico Cabras está ubicado en el flanco norte del Teide. Con sus 600 metros de largo, 400 de ancho y unos 130 metros de altura es uno de los domos fonolíticos más destacables que se pueden encontrar en el complejo volcánico del Teide-Pico Viejo. Un nuevo estudio ha identificado ahora las condiciones de la cámara magmática previas a la erupción de este domo, que se caracterizó por pasar de una fase inicial explosiva a otra más efusiva. Según el trabajo, variaciones de la temperatura y la cantidad de volátiles disueltos en el magma controlaron los cambios ocurridos en la dinámica eruptiva. El estudio, publicado recientemente en la revista Lithos, ha identificado también cual fue el desencadenante de esta erupción ocurrida hace entre 9000 y 5000 años.
Olaya Dorado es la primera autora de este estudio en el que también han participado los investigadores de GEO3BCN-CSIC Joan Martí y Adelina Geyer; y Joan Andújar, del Institute des Sciences de la Terre d’Orleans (ISTO).
El nuevo trabajo ha estudiado la petrología y la química de los materiales derivados de la erupción del domo Pico Cabras. Gracias a este análisis ha sido posible describir las condiciones pre-eruptivas (temperatura, presión y cantidad de volátiles) que había en el interior de la cámara magmática antes de la erupción para determinar y entender que influencia tuvieron estos parámetros sobre los cambios que se produjeron en el estilo eruptivo.
“Estos cambios de dinámica eruptiva son muy comunes en las erupciones de domo de Tenerife, y también en otros lugares del mundo, y es necesario entenderlas para poder anticiparse a esos cambios y disminuir el riesgo volcánico en zonas pobladas en el caso de erupciones futuras”, explica Olaya Dorado.
El domo de Pico Cabras es de tipo exógeno ya que se formó "por la acumulación de fragmentos de lava viscosa alrededor del centro emisor en lugar de “hincharse” desde dentro como si de un globo se tratase”.
El buen estado de conservación de los depósitos de las distintas fases de la erupción fue la razón por la cual los investigadores eligieron este domo para su estudio. “Los productos volcánicos de su fase explosiva y efusiva están bien preservados y son un muy buen ejemplo de como la erupción va pasando progresivamente de una actividad explosiva a una efusiva”.
Para llevar a cabo la investigación los investigadores recogieron muestras de los materiales que forman la estructura del domo. También obtuvieron muestras de las pumitas y de la colada de lava asociadas a la fase explosiva y efusiva de la erupción respectivamente. Las muestras se analizaron primero al microscopio petrográfico para determinar sus fases minerales y, posteriormente, se analizaron con una microsonda electrónica para conocer su composición química. El trabajo de análisis incluyó también la microfluorescencia (micro-XRF) para determinar las cantidades presentes en las muestras de cloro y bromo, dos tipos de volátiles del grupo de los halógenos.
“Con toda esta información podemos saber cuál ha sido el origen y la evolución de los distintos minerales y que procesos se han dado en el interior de la cámara magmática”, explica Dorado.
Según el trabajo, la cámara magmática que alimentó la erupción del domo Pico Cabras se encontraría a una profundidad de alrededor de 1 kilómetro bajo el nivel del mar, siendo por lo tanto más superficial que la “cámara que alimenta las erupciones centrales del Teide o Pico Viejo”, como ya habían anticipado otros estudios previos que se han realizado en otros domos de Tenerife.
Según proponen los autores del estudio, esta cámara magmática estaría en la fase previa a la erupción “zonada por dentro”, presentando distintas capas en las que se habría ido acumulando el magma con una composición y temperaturas ligeramente diferentes. En la zona superior se habría acumulado el magma más evolucionado y menos denso, así como la mayoría de volátiles (agua y otros gases).
La entrada de un magma más máfico, menos evolucionado y caliente, en la base de la cámara fue, según se indica en el trabajo, el desencadenante de la erupción. “Esta intrusión habría desestabilizado la cámara debido al fuerte aporte de temperatura, desencadenando la primera fase explosiva de la erupción”.
La erupción empezó, según el estudio, con la emisión explosiva del magma que se encontraba en la zona superior de la cámara, formando una columna eruptiva subpliniana, que menguó rápidamente en intensidad dando lugar a una fase eruptiva de un magma más caliente y menos rico en volátiles. Fragmentos de escoria se acumularon alrededor del centro eruptivo, formando la estructura de domo. En la última fase se expulsó la parte principal de la cámara en forma de flujos de lava.
Además, los investigadores encontraron cristales de sodalita en las muestras de pumita analizadas, un mineral del grupo de los feldespatoides rico en cloro. “La presencia de este mineral es un indicador de que el sistema magmático actual ya es capaz de generar magmas muy evolucionados”, explica Dorado. “También nos indica que dentro del sistema magmático hay una cantidad muy significativa de volátiles halógenos, que pueden afectar ya no solo a la salud de las personas sino también a la capa de ozono.”
El trabajo representa un paso más dentro del esfuerzo que se está haciendo en los últimos años para mejorar el conocimiento de las erupciones que en el pasado se produjeron en el complejo volcánico central de Tenerife para poder aplicarlos a futuros estudios de peligrosidad en la isla.
“Este estudio nos sirve para conocer mejor el sistema magmático activo de la isla de Tenerife, en especial sobre las erupciones fonolíticas de domo más recientes, que son las más explosivas y, por lo tanto, peligrosas”, indica Dorado. Toda esta información es, según la investigadora, “esencial para realizar estudios sobre la peligrosidad de la isla y poder interpretar correctamente las señales de monitorización de cualquier volcán activo”.
Artículo de referencia
Dorado O, Andújar J, Martí J, Geyer A. Pre-eruptive conditions at satellite vent eruptions at Teide-Pico Viejo complex (Tenerife, Canary Islands). Lithos. 2021;396-397:106193. doi:https://doi.org/10.1016/j.lithos.2021.106193